EN EL ACTO DE ESCRIBIR.

Son personas que no consiguen estar de brazos cruzados, esperando que las cosas sucedan, para poder después decidir cuál es la mejor manera de contarlo: van decidiendo a medida que actúan.

Convivir con este tipo de personas es importante para un escritor, porque éste debe entender que, antes de ponerse frente al papel, debe ser lo bastante libre como para cambiar de dirección a medida que su imaginación viaja. Después de escribir una frase, debe poder decirse a sí mismo: “Mientras escribía, recorrí un largo camino y ahora concluyo este párrafo con la conciencia de que arriesgo lo necesario y doy lo mejor de mí mismo”. Los mejores aliados son los que no piensan como los demás. Por eso, mientras buscas a tus no siempre visibles compañeros, has de creer en tu intuición, y no les prestes oídos a los comentarios ajenos. Las personas siempre juzgan a los otros con el modelo de sus propias limitaciones.

Únete a los que nunca dijeron: “Hasta aquí he llegado, no puedo seguir”. Porque de la misma manera que al invierno lo sigue la primavera, nada puede parar: tras alcanzar el objetivo es necesario recomenzar, usando siempre todo lo aprendido en el trayecto. Únete a los que cantan, cuentan historias y disfrutan de la vida. Porque la alegría es contagiosa e impide siempre que las personas se dejen paralizar por la depresión. Y cuenta tu historia.

martes, 23 de noviembre de 2010

MIRÁNDONOS POR DENTRO. ACA


MIRÁNDONOS POR DENTRO. ACA

-Nada edifica y hace perdurable un sentimiento, sólo esto se logra cuando se entrega sin plazo, sin reservas, y mucho más espontáneamente.

-El amor y la amistad cuando son verdaderas nos hace llegar a la imaginación y al soñar, y todo hace que la vida tenga razón para la nobleza.

-El amor y la amistad surgen espontáneamente, debemos darle fuerza para que madure, y de esa forma de frutos perdurables.

-Los verdaderos sentimientos no buscan beneficios, si esto ocurre no son válidos.

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HABLANDO CON LA CONCIENCIA.

Para entender ciertas características del saber es necesario aprender a observar, meditar, pensar y al hablar hacerlo con todo juicio aunque con ellos demos nuestra propia verdad.

El principio del saber es el temor del incapaz de interpretar el lenguaje de las emociones
Y el que acuna en su alma, dudas, misterios y sentimientos negativos.


No es leal y verdadero que acosemos a quien sin mediar atuendos, ni elegancias diga lo que siente, así es la riqueza mayor del mundo, decir lo que se piensa tal como es, y de la manera que sea.

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