EN EL ACTO DE ESCRIBIR.

Son personas que no consiguen estar de brazos cruzados, esperando que las cosas sucedan, para poder después decidir cuál es la mejor manera de contarlo: van decidiendo a medida que actúan.

Convivir con este tipo de personas es importante para un escritor, porque éste debe entender que, antes de ponerse frente al papel, debe ser lo bastante libre como para cambiar de dirección a medida que su imaginación viaja. Después de escribir una frase, debe poder decirse a sí mismo: “Mientras escribía, recorrí un largo camino y ahora concluyo este párrafo con la conciencia de que arriesgo lo necesario y doy lo mejor de mí mismo”. Los mejores aliados son los que no piensan como los demás. Por eso, mientras buscas a tus no siempre visibles compañeros, has de creer en tu intuición, y no les prestes oídos a los comentarios ajenos. Las personas siempre juzgan a los otros con el modelo de sus propias limitaciones.

Únete a los que nunca dijeron: “Hasta aquí he llegado, no puedo seguir”. Porque de la misma manera que al invierno lo sigue la primavera, nada puede parar: tras alcanzar el objetivo es necesario recomenzar, usando siempre todo lo aprendido en el trayecto. Únete a los que cantan, cuentan historias y disfrutan de la vida. Porque la alegría es contagiosa e impide siempre que las personas se dejen paralizar por la depresión. Y cuenta tu historia.

jueves, 21 de junio de 2012

DETALLES

 
DETALLES
Un amor de pequeña estatura, dado a alguien puede ser recibido como la dádiva suprema. ¡Será enorme! Por eso que es importante, además de saber darlo, en saber recibirlo. Saber recibirlo, aunque parezca pasivo, es activo. Recibirlo, si posible evaluando la intensidad que es dado y, si es más posible aún, retribuir en la exacta medida. Saber recibir es tan amar cuanto dar amor. Recibir amor es tan difícil cuanto amar! Es que amar desobliga, y recibir amor parece que prende las personas, las aprisiona, cuando debería ser exactamente lo contrario, pues saber recibir es tan grandioso y difícil cuanto saber darlo.
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que sea casi un deber.

No hay comentarios:

Publicar un comentario